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Es inevitable, allá donde vamos, el teléfono móvil viene con nosotros, aunque a veces olvidamos que se trata de un dispositivo electrónico y, como tal, no es buen amigo de las aventuras que acontecen en nuestras vidas. No cabe duda de que la nueva generación de usuarios demanda teléfonos en los que poder confiar.

Los accidentes pueden pasar en cualquier lugar: en la máxima tranquilidad de tu dormitorio, las sesiones diarias de gimnasio o en el viaje más osado. Por esto, un teléfono de última hornada debe ser tan bonito como resistente, independientemente de su precio.

Posiblemente la caída de nuestro pequeño amigo es la preocupación más grande que tenemos cada día, con la pantalla como elemento más débil ante el impacto.  Pero no podemos obviar la delicadeza de sus circuitos ante la humedad o lo nocivo que es el calor extremo mientras lo estamos utilizando.

El peligro son las caídas, la humedad y las altas temperaturas

La vida de un teléfono móvil en nuestro país ronda los dos años. No solemos cambiarlos antes, así que es un periodo bastante amplio para estar expuesto a situaciones comprometidas. Si una compañía nos garantiza durabilidad y resistencia, tenemos que aprender a valorarlo.

Podemos considerar a un teléfono como todoterreno cuando sus desarrolladores lo han diseñado pensando en que sea robusto ante golpes, humedades o calor. También va a sumar en esta ecuación que los materiales y la calidad de construcción sean del máximo nivel.

Todo esto suena muy bien como una idea teórica, pero lo que realmente hay que demostrar es la resistencia con una batería de pruebas certificadas.

Resistencia y calidad para todos

Los riesgos están ahí. Por eso, contar con un teléfono resistente es tanto una garantía como una gran tranquilidad. Es una realidad que las certificaciones de resistencia van ganando importancia entre las especificaciones técnicas que valoran los usuarios: muchos compradores lo tienen en cuenta a la hora de elegir un nuevo teléfono.

El principal inconveniente lo encontramos en que estas certificaciones de resistencia están asociadas a teléfonos de gama alta, con un precio bastante más elevado que lo que el usuario medio está dispuesto a invertir.

Sabedores de esta situación, tanto realme como TÜV Rheinland han emprendido una colaboración en el el diseño de productos que trabaja en crear dispositivos resistentes sin sobrecargar su precio.

La primera prueba de ello la tenemos en el nuevo realme C21, un teléfono duradero y de gama de entrada que puede presumir de unos estándares de calidad superior. ¿Cómo? Te lo explicamos a continuación.

Conociendo y entendiendo al usuario

Partimos de la base de que realme es una empresa enfocada en crear productos de alta calidad para todos los bolsillos, con la filosofía de que esta calidad debe conseguirse en todas las fases de diseño del producto.

Pero lo que hace especial a realme es su preocupación por los nativos digitales y el uso que hacen de los teléfonos. Para conocer su opinión, han realizado encuestas de experiencia a más de 10.000 usuarios justo en medio del ciclo de vida de sus teléfonos.

La primera conclusión es que los nuevos consumidores viven circunstancias muy diferentes al comprador habitual, por lo que las pruebas tradicionales están completamente obsoletas. Conozcamos cuáles son los tres escenarios en los que se prioriza:

  • Deportes y actividades en exterior, teniendo en cuenta las caídas que se pueden producir o la exposición a líquidos y humedades, como el sudor.
  • Los viajes y los usuarios con una actividad bastante nómada, siempre expuestos a condiciones meteorológicas que cambian, por lo que hay que enfrentar a los teléfonos a frío y calor extremo.
  • El diseño exterior debe casar con la forma de vida de su propietario y que no exija una funda de protección que esconda al teléfono. Por esto, se realizan duros test de abrasión con diferentes materiales.

Los teléfonos de realme pasan más de 130 pruebas de calidad en 200 situaciones diferentes que simulan escenarios reales. Perfecto, pero todavía se puede subir el nivel de pruebas encargando los procedimientos a una organización independiente como la alemana TÜV Rheinland.

Certificación TÜV Rheinland para móviles

Con esta colaboración realme puede presumir de ser la primera compañía en el mercado en conseguir la certificación de TÜV Rheinland, que se aplica a todos los rangos de teléfonos para que no importe si has comprado un teléfono asequible o un tope de gama.

Ocho meses de trabajo conjunto para sacar adelante la llamada Certificación de Alta Fiabilidad de TÜV Rheinland, que establece un alto estándar de calidad para la electrónica de consumo. Para conseguir este sello de fiabilidad, el smartphone ha pasado por un proceso de 23 pruebas:

  • Diez escenarios de uso diario, como caídas, desgaste y roturas.
  • Siete pruebas en entornos extremos, como temperaturas muy altas, humedad o variaciones de voltaje, la vida de los botones, electricidad estática, incluso la presión del aire.
  • Seis pruebas que ponen al límite los componentes internos.

Tanto realme como TÜV Rheinland tienen muy en cuenta que el usuario joven vive una realidad diferente y sus dispositivos se enfrentan a nuevos elementos y condiciones. Incluso se realizan pruebas de resistencia ante cosméticos, alcohol, comida o desinfectantes.

realme C21 mejora la resistencia en la gama de entrada

Un gran ejemplo de esta Certificación de Alta Fiabilidad de TÜV Rheinland es el realme C21, el primero en una gama asequible que la obtiene. Hablamos de un producto con un precio de salida al alcance de todo el que se inicia en el mundo smartphone: 109 euros.

Pero sus virtudes no acaban en su calidad de construcción y resistencia, se trata de un teléfono realmente impresionante en lo que respecta a autonomía. Gracias a su gran batería de 5.000 mAh, se convierte en el gadget ideal para superar la jornada de cualquier tipo de usuario.

Con su modo de Super Ahorro de Energía, teniendo únicamente un 5 % de batería se puede utilizar WhatsApp hasta 1,41 horas, YouTube durante 1,36 horas o Spotify durante 4,78 horas.

Una funcionalidad más esperada en un gama alta que en un teléfono de acceso es la carga inversa, una posibilidad que permite compartir su gran capacidad de batería con otros dispositivos. Pero no menos importante es su apartado fotográfico, con una cámara triple apoyada en la inteligencia artificial con la que hacer las mejores fotos cuando la luz desaparece. La cámara principal es de 13 megapíxeles y la frontal nos permite realizar selfis a 5 megapíxeles con un modo belleza IA.

Terminamos con una pantalla envolvente y de gran tamaño para su precio, ni más ni menos que 6,5 pulgadas, que destaca además por ocupar el 89,5 % del frontal del teléfono.

En definitiva, estamos ante un realme c21 llamado a ser el rey de la gama de entrada, un teléfono que es tan asequible como resistente, duradero y funcional. ¿Quién da más?